jueves, 20 de febrero de 2020



Prime

Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob


        Éxodo 3:6 (Reina-Valera 1960) Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.
No es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Relación personal con cada uno diferente
¿Por qué pensamos que Dios nos va a tratar a todos por igual? …………… El respeta nuestra estructura, nuestro carácter. (3 eslabones)
Aun Jesús fue tentado por Satanás en el desierto cuando el acusador le intentó atacar sembrando dudas acerca de su IDENTIDAD y su RELACIÓN con el Padre: “Si eres el hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”.

        De igual manera el enemigo quiere hacernos dudar de NUESTRA IDENTIDAD en CRISTO. Nos acusa-trae condenación-trata de menospreciarnos-anularnos-restarnos fuerza para que dejemos de hacerle guerra. El diablo desea poner en duda nuestra identidad. Si lo consigue somos tan débiles como Sansón, cuando le cortaron las trenzas.
Necesitamos conocer y creer quienes somos en Cristo para vivir una vida cristiana efectiva, entendiendo que nuestra identidad en Cristo es vital para nuestro éxito. Esta nueva identidad no depende de cómo sentimos sino de cómo creemos. Nuestra verdadera identidad es lo que somos “en Cristo”.
        Los que estamos en Cristo no estamos libres de tentaciones, ni de luchas, pero nuestra nueva identidad y el poder del Espíritu que reside dentro de nosotros, nos capacita para vencer.
La Biblia dice: “si alguno está EN CRISTO, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” fuimos adoptados en la familia de Dios, nuestro pasado fue borrado y el futuro está en manos de Dios.
        Él es paz. En Él tenemos la certeza y la seguridad de que Él nos cuida y nos defiende. Conociendo quien soy, puedo actuar según esta identidad. La lucha que tenemos diariamente es vivir como nuevas criaturas. Si soy una nueva criatura en Cristo, y lo creo firmemente, voy a actuar así. Si soy la justicia de Dios en Cristo, voy a ser valiente ante las acusaciones del diablo, delante de cualquiera de sus emisarios, y no voy a agachar la cabeza. Si creo que ningún arma forjada contra mí va a prosperar y que cada lengua que se levante en juicio la voy a condenar, no voy a acobardarme delante de la crítica.
Mi justicia es de Dios ¿Quién acusa a los escogidos de Dios si es Dios nos justifica? ¿Quién me puede condenar si Cristo me lavó y me declaró justo? ¿Quién me puede separar del amor de Cristo si Dios tiene mi nombre escrito en la palma de su mano y soy la niña (pupila) de sus ojos?

        Primero debemos saber lo que creemos y luego en quién hemos creído.
Pablo escribió a romanos y a corintios, les llamó “los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos”. No les llamó pecadores, sino santos. Seguramente no todos eran muy santos, seguramente había discordia, rivalidades, celos. Pero ya tenían esta nueva identidad. Eran llamados a ser santos, santificados y apartados para el Señor.
(2 Timoteo 1:9) “Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos.”       
Entonces pregunto: ¿No voy a equivocarme nunca? ¡Sí! cometí muchos errores y seguramente seguiré cometiendo más, pero sé que todo obrará para bien a los que aman a Dios.
Lo más importante es la unción de adentro, la unción te hermosea, te da personalidad, te da carácter.
Palabras claves: refieren a nuestra identidad.
SANTO: 1 Pedro 1.16  porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
AMIGO: Santiago 2:23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.
ADORADOR: Juan 4:23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
ESPIRITUAL: 1 corintios 2:15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.
MÁS QUE VENCEDOR: Romanos 8:37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
DISCÍPULO: Lucas 14:27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
SAL: Mateo 5:13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
LUZ: Mateo 5:14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
TEMPLO: 1 Corintios 6:19  ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
Conclusión: ¿Quién sos?
¿Dónde apoyas tu identidad? tres preguntas fundamentales: ¿Qué tenés? ¿Qué hacés? ¿Con quienes te relacionás?
La forma en que contestás estas preguntas determinará que tengas un sentido frágil y pasajero, o bien una identidad sólida y segura.
Nuestras pertenencias materiales, la gratificación personal y las relaciones superficiales y egocéntricas se desvanecen muy rápidamente. Nuestro verdadero valor radica en las cualidades únicas que Dios nos ha dado, en la forma en que buscamos ayudar a otros y en el reino al que pertenecemos.
Si reconocemos que Dios es el fundamento de nuestra identidad, no necesitamos preocuparnos por lo que los demás piensen de nosotros. Nuestra identidad proviene de Dios.
Reconciliados por Dios, acabamos de nacer nuevamente en el reino de Cristo (Juan 3:3-21). Somos nuevas criaturas (2 Corintios 5:17), con una nueva identidad que nadie puede destruir.
Si te estuviste escondiendo de Dios a través de estar en pecado, si perdiste tu identidad y aceptaste las tentaciones del diablo, que están hechas para que pierdas tu identidad y dejes de estar definido, si estás pasando por una prueba, y en lugar de confiar en Jesús, aceptaste la oferta del diablo de adorar a esa estatua de oro, que puede significar:  Tomar ese dinero que no es tuyo, copiar en los exámenes, mentir para obtener algún beneficio, o simplemente no querer servir a Dios, estar con esa persona que es casada; te voy a invitar a que entregues eso en el altar de Dios. Y hoy vas a quedar revestido de Cristo nuevamente, eso hará que tomes tu identidad correcta, que sepas quien es el Dios a quien servís.